2.02.2006

La sensualidad metafísica de Emmanuelle Béart

Siempre fue una frustración no saber qué palabras usar cuando tenía que explicarle a alguien aquello que me enamoraba de alguna mujer, fuera de la vida real o de la pantalla. No bastaba con explicar que no eran tetas o culos. Tampoco diciendo que era “el modo de andar”…o “la dosis justa entre misterio y liviandad”…¡Puaj! No. Toda definición me parecía, además de incompleta, forzada o pretenciosa. Debía haber alguna manera de describir ése encanto, tan único, tanto, que parecía escapar a cualquier “enjaulamiento” que eventuales (e injustas) palabras hicieran sobre dicha idea.
El problema lingüístico (¿?) me lo resolvió el director italiano Federico Fellini cuando (leí en algún lado) habló de “sensualidad metafísica”. Así definía él la (acá me niego a usar adjetivos) atracción que despertaba una de sus actrices (no me acuerdo cuál) en pantalla. Instantáneamente, decreté que ésas eran las palabras que yo buscaba; un alivio, un problema menos.
Ejemplos de sensualidad metafísica (o lo que yo entiendo que eso significa) hay unos cuántos, sobretodo en cine. Para mí, uno actual es Charlotte, el personaje que hace Scarlett Johansson en Lost In translation (Sofía Coppola, 2003). Pero, sin dudas, la primer mujer que me produjo ésto en el cine fue Emmanuelle Béart en El placer de estar contigo (Claude Satet, 1995). La película me gustó tanto como seguramente les gustó a todos los viejos paquetes que la fueron a ver al Patio Bullrich. Nunca me canso de verla. Frente a una máquina de escribir, escapando de la lluvia, levemente enojada o, simplemente, tomando vino. Cómo sea, Béart me pierde, me obnubila, me deja tonto cómo pocas mujeres.
Desde ahí la busqué en toda película en donde actuara. Desde la mainstream Misión Imposible al pésimo intento de qualite El ensayo; siempre igual de linda, aunque nunca tan cautivante cómo en aquella película.
La que nunca conseguí (porque nunca se editó) es La bella mentirosa (1991) de Jacques Rivette, el menos famoso integrante de la Nouvelle Vague. Parece que la bella mentirosa se pasea desnuda durante las 4 horas de duración de la película. Habrá que ver(la). El martes 7 y el miércoles 8 de Febrero la dan en el Lugones.
Yo voy.

6 Comentarios:

A la/s 8:15 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

La sensualidad metafísica en Fellini fue con Claudia Cardinale; aunque si le preguntaban en otro momento hubiera nombrado alguién más. Concepción o debilidad, no es lo importante: 8 y medio es una locura linda.
A mi me enamora más Anna Karina, y me avala Godard, ojo.

 
A la/s 10:06 p. m., Blogger Esteban dijo...

o Sofía Loren? me hiciste buscar fotos de la Karina. linda chica pero si actúa con Godard no creo que logre enamorarme (chan!! gran prejuicio). nada de chicas modernas: clásicas y románticas

 
A la/s 4:06 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

y que hay con chloe sevigny? esa mina merece estar en el primer puesto de cualquier cualquier cualquier top 5, top 10, top 40 o cualquier otra lista arbitraria.

 
A la/s 4:55 p. m., Blogger Esteban dijo...

si? gustos son gustos. yo, en todo caso, la pongo en un top 200...
a la que sí pongo en un hipotético top 10 es a Jane Birkin.
Aún compitiendo con las 4 horas de perfecta desnudez de Beárt, Birkin, con su delgadez y su muy imperfecta pero encantadora dentadura, casi que logra opacar a Beárt. Pero "la bella mentirosa", la película, es muchísimo más que la presencia de ellas. De ésas pocas películas que salís pensando en que (casi) todo lo que viste antes no tiene sentido. Radical, intensa, el tiempo se suspende en los eternos planos y, nosotros, ya estamos volando muy alto, altísimo, ya nadie nos alcanza. Trata sobre la fuerza originaria de la creación; y uno sale del cine sin caer en la cuenta de que fueron 4 horas, con unas butacas de mierda, con melenudos de po rmedio obstaculizando la visión y con viejos que no tienen problema en escupir al suelo o, peor, en atender sus celulares. La película me dió ganas de
1- patear a alguien
2-recuperar mis zapatillas
3-escuchar Public image limited
4-dar mi final del lunes en ése m0mento (se me ocurrió mi tema de exposición gracias a la peli)
5-hacer chanchadas en los pasillos y/o escaleras del san martin
6-hacer el festejo de gol de Rambert en pisos de baldosas frías, blancas y negras
7-vivir en la casa del pintor
8-jugar al fútbol y que nadie logre sacarme la pelota por horas
9-gritar y crear (pintar, que me pinten)
10- averiguar porqué hay tantos viejos en el lugones.
sencillamente, una obra maestra

 
A la/s 5:33 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Bienvenida la Sensualidad Metafísica que Fellini promulga y en mí se aplica con Carolina Fal, Belén Blanco o Wynona Ryder. Pero eso sí, ¿para cuándo una nota del tipo "la parto como un queso" que alcance a la española Paz Vega o a la culoncita esa que conduce "Lo Mejor de Fox Sports"? Y en referencia a tu anteúltimo comentario: si te metés con Godard te metés conmigo y, lo que es peor, con tu queridísimo Jean Pierre Leaud que alguna vez dijo "Godard es mi padrino artístico" (su padre será Truffaut y todo lo que quieras, pero desde Coppola en adelante sabemos que un padrino paga más que un progenitor).

 
A la/s 2:48 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Dada la búsqueda de lo absoluto, y de un arte puro que hasta pareciera místico: el dolor ante la fugacidad de las cosas, esa imposibilidad inminente y esa misticidad como ansia; nos volvemos ansiosos también nosotros y perdemos la noción del tiempo y del espacio, haciendo que esas cuatro horas se suspendan y que los planos, larguísimos, nos remitan a mil cosas y exalten a muchas otras.
Exelente pélicula, basada en una obra maestra desconocida de Balzac. Rivette se toma la delicadeza de aportar un final mucho más humano, decisión de Frenhofer y no ya a una causa externa.
Beart joven, buen cine; aunque su personaje no es tan inspirador y reflexivo como el de Birkin.

 

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